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Capítulo 9. Los ritmos no son infinitos (fortunately)

La música se forma mediante cualquier combinación de 12 notas y el silencio. Si a eso añadimos la variedad de instrumentos y distintas sonoridades que pueden utilizarse para dar esas notas, hace que los posibles resultados sean tantos que nunca se ha parado de inventar canciones nuevas en la música popular, lo que es una bendición para todos.


El ritmo es una sucesión reglada de pulsos que pueden ser fuertes o débiles, un pulso que se toca y otro en silencio, un pulso largo y uno corto, etc. Cuando se repite una cadencia ordenada de estos pulsos, somos capaces de anticiparnos a la siguiente repetición y acompasarnos a ese ritmo, podemos bailarlo. El ritmo es parte integral de las canciones y hay quien piensa que es el único componente esencial de la música, al menos de la música para bailar, que es nuestro tema. De hecho, podríamos decir que el techno más esencial tan sólo utiliza ritmos combinados.


Por fortuna para los DJs, el número de canciones es cada día más inacabable, pero los ritmos que las integran no son infinitos, son muy pocos. De ahí que encontremos parecido entre el folclore de muchas partes del mundo, ya que, en muchos casos comparten el mismo ritmo. El pasodoble, el corrido y la polca se basan en un compás de 2/4, muchas rancheras y bastantes canciones de country comparten un 3/4 con el vals, e igual ocurre con la cumbia y el reggaetón que comparten un 4/4 y “marcan” el ritmo de modo muy parecido también.


De hecho, la mayoría de la música popular que se baila hoy está basada en 4/4, aunque según el tema puede variar la intención, el modo de “marcar” el ritmo en cada uno de esos cuatro pulsos. Según me comentó Edu Olmedo, desde que, en 1949, Fats Domino grabara The Fat Man, la música de baile dio un paso en su evolución porque añadió dos golpes de caja para marcar más los tiempos 2 y 4 del compás, habitualmente poco marcados hasta entonces. A este modo de marcar los tiempos 2 y 4, como se puede escuchar a partir del segundo 36 en la canción de Domino, se le llamó “backbeat” y fue adoptado por Chuck Berry e incorporándose a la música popular hasta estar omnipresente en todos los estilos derivados del R&R y del Soul.


Incluyo ahora algunos buenos temas para bailar que marcan el ritmo en el tiempo 2 y en el 4. El primero es este Sick and tired, de Johnny Jenkins (1974), que ya he referenciado con anterioridad, servirá para mostrarlo perfectamente. Queda muy natural marcar en esos dos tiempos en un 4/4 porque es como caminar con cierta intención, 1pim-2Pom, 3pim-4Pom, enseguida se baila. Es muy intuitivo, muy sencillo, muy popular.


Con algún BPM más e igualmente claro y ejemplificador es esta canción Time (You And I) de Khruangbin (2020), también apoyando en el 2 y en el 4. Contiene lo básico. Un tema que avanza siguiendo las reglas, pero todo muy marcado y con enorme trasmisión. El bailarín no sabe a qué groove agarrarse de tanta gracia como tiene esta canción.


Por dar otro ejemplo más en otra onda, este When I Write The Book,(1980), publicado originalmente por Rockpile, un grupo tan fugaz como espléndido, en el que Nick Lowe hizo con sus colegas esta joya que hace saltar de alegría en cada apoyo 2 y 4 como si uno hubiera encontrado un yacimiento de diamantes. No se puede bailar sin sonreír, es imposible.


Es tan popular y tan “natural” este ritmo marcado en el 2 y en el 4 que, con más BPMs, podríamos incluir aquí muchos temas para bailar, muchos, incluyendo también gran parte de la música electrónica.


Y hablando de electrónica (y DJs), antes de que Fatboy Slim comenzara su carrera en esa línea, Norman Cook, que así se llama Fatboy, había trabajado con mucho éxito en otros géneros. En concreto, Turn On, Tune In, Cop Out, de Freak Power (1994) / 119 BPMs, capaz de levantar a un muerto desde que esa línea de bajo empieza a sonar y a la que se añaden arreglos llenos de groove que suenan a música negra (quizás porque varios de sus componentes eran negros) marcando el 2 y el 4 de nuevo.


Sin embargo el Funk, ese invento tremendo de James Brown, también es un 4/4, pero marca en el tiempo 1, un cambio paradigmático que ha añadido muchos pasos de baile a nuestras vidas desde entonces. Un ejemplo es este Papa´s Got A Brand New Bag part 2 (1966) / 129 BPMs, en el que todo en el tema está al servicio, alrededor de ese pulso, de ese “Play On The One”, consigna que “el padrino” gritaba a sus músicos para que marcaran ese tiempo del compás (podéis ver este enlace con mucha información al respecto https://www.jotdown.es/2015/12/guia-basica-para-entender-el-funk/)



Ese cambio, apoyarse en el 1, apenas nada, abrió un camino nuevo para la música de baile porque deja fluir más libremente que el apoyo en el 2 y el 4. El bailarín sólo tiene un beat al que volver en cada compás, no dos, por lo que dispone de mayor libertad y se puede dedicar a seguir el groove de cualquier instrumento o de la propia voz de James, y todos, instrumentos y voz, están orientados siempre para caer de nuevo en el 1, “On The One”.


A este respecto, creo que la siguiente explicación de apenas un minuto es aleccionadora. Bootsy Collins, bajista de “el padrino del soul” en la primera época, antes de que despidiera a la banda por reclamarle más paga y se agenciara una nueva, es el que dice cómo va eso del “on the one”. Seguid ese enlace, no os arrepentiréis. https://youtu.be/IHE6hZU72A4


En esta otra irresistible canción de James Brown, titulada Cold Sweat part 1 (1967) / 118 BPMs, se deja sentir esa magia desde el segundo uno. El bailarín, sujeto sólo a un tiempo marcado de los cuatro del compás, gana en libertad de expresión, y yo diría que los arreglos también lo hacen, que el groove, el “surco”, encuentra un camino más ancho en el que alojarse.

Se asume que el DJ conoce bien su discoteca y lleva una pila de buenas canciones en una gran maleta llena de discos, en un libro de CDs o en un pendrive, lo mismo da. Lo que el bailarín espera es catar esas canciones, disfrutarlas, sorprenderse por el momento en el que aparece la nueva canción, y, en mi caso, además, presto atención a cómo se enlaza cada una con la siguiente, me fijo especialmente en la mezcla.


Dado que la mayoría de la música de baile actual se construye con el patrón 4/4 y “marca” el beat en función de su origen, de cuáles son sus antecedentes, sus referencias sonoras, en un gran porcentaje lo marca en el 2 y en el 4, esta característica, junto con la velocidad a la que se repite el pulso, es decir los BPMs, es la herramienta más utilizada por el DJ para mezclar una canción con la siguiente.


Finalversion3 comenta que “siempre le he dado mucha importancia a la mezcla y, cuando los dos temas están en la misma tonalidad, sacas la primera a tiempo, metes la siguiente en su momento y la reacción del público es la que esperas porque la mezcla es perfecta, es muy ilusionante. Si, por el contrario, en alguna ocasión sale un “caballito” de varios segundos, necesitas hacer algo para subir tu moral porque es un bajón importante hacer una mala mezcla. En los estilos que yo manejo las canciones se entienden como partes de algo más grande, de modo que los productores ya desarrollan las estructuras de los temas pensando cómo van a entrelazarse las unas con las otras para integrarse en la sesión mediante las mezclas del DJ. En el Techno durante la mayor parte de la sesión hay dos temas sonando a la vez (o tres o incluso cuatro) así que es imprescindible que los ritmos, los sintes, las atmósferas o las armonías se complementen a la perfección. Intento ser lo más perfeccionista que puedo con la organización de mi música, de modo que siempre almaceno los temas catalogados por estilo, subestilo, intensidad y elemento principal del tema (bajo, patrón sintético, atmósfera, ritmo…) y en mi USB replico esta catalogación ordenando los temas seleccionados de menor intensidad a mayor, para a lo largo de la sesión elegir si quiero subir o bajar. Así que se podría decir que lo llevo todo bastante bien ordenado para hacerlo bien sin prepararme la sesión de pe a pa, pero siempre poder encontrar lo que quiero poner ”


En el siguiente enlace, Fran Lenaers comenta cómo ha utilizado los ritmos de un disco para potenciar otro y cuál es su manera de ejecutar en determinados tipos de mezcla con temas en 4/4. Hay un momento en el que indica que “viendo a la gente cuando pincha, ahora, se me hacen muy pesadas las sesiones porque son bastante lineales. Eso viene dado por la tecnología….al final todas van con la misma velocidad y el mismo tono


Sincronizar los temas, igualar los BPMs en la pre-escucha con los auriculares antes de lanzar el siguiente en sonar en la pista creo que es, con diferencia, el recurso más utilizado por el DJ y, dado que hay muchos temas que permiten una variación del “pitch” sin que el sonido y la intención cambien para el que escucha, se tiende a abusar de él. Para mi gusto, el uso repetido del mismo recurso termina por cansarme cuando bailo.


Cualquier recurso, en exceso, acaba cansando. Yo me he aburrido con un DJ considerado de los grandes, cosa que no pongo en duda. Fue en Pachá Ibiza, discoteca en la que era residente los domingos. Debió ser en Junio de 2014. Quizás tuvo una mala noche o a mí me lo pareció. Yo iba con ganas de bailar, pero creo que la estrella abusó de un recurso a la hora mezclar. Básicamente, creaba una gran confusión sonora justo antes de enlazar el tema, como cuando se busca el subidón típico, pero era ahí, al final de ese cataclismo sónico en el que aparecía el siguiente. Uf, cómo me cansó.


Enlazar armónicamente las canciones, mezclarlas, es una labor que lleva mucho tiempo de preparación, y cuando el DJ le roba la cartera al bailarín colando un tema sorprendentemente bien encajado mientras aún está sonando el anterior, o cambia el tercio con gracia en el momento más inesperado, o consigue hacerle sonreír mientras baila porque ya lleva una hora sin rajarse en ningún momento y ha realizado más de veinte mezclas con brillantez, eso es arte para bailar. Y esa maestría tampoco se improvisa.


Amable cuenta que “a veces tiene su riesgo, a veces la cagas, pero bueno para eso tienes la semana, para ensayar, probar temas nuevos, conocerlos bien y cuando decides incluir uno pues ya miras los BPMs que tiene, cómo combina con tu repertorio….Las sesiones que cuelgo en Mixcloud son, normalmente, hechas en casa, con unos 25 temas para una duración de 90 minutos aproximadamente. Puedes estar una semana para hacer algo que esté más o menos bien, nunca quedará perfecto, pero tendrá el nivel, aunque, obviamente, cuanto más tiempo llevas, más nivel te exiges. Y una vez la tienes, cuando la oyes, dices, no, hay que rectificar….Es verdad que ahora es más fácil editar porque los aparatos son mejores, más precisos, también juego con efectos de la mesa Pioneer que te da más posibilidades, pero la clave principal es que te guste lo que haces y dedicarle muchas horas a buscar esas canciones. Es un trabajo constante durante la semana. Es como todo, cuanto más trabajo hagas, más conocerás y más seguro irás a las sesiones, evidentemente. En resumen, buscas, sobre todo, que la música trasmita emociones, sensaciones, y a partir de ahí, que esté bien mezclada y que sea elegante”. Enlazo a continuación un ejemplo de los muchos que puedes encontrar de Amable. Hablando de elegancia.


Ya comenté que mi preferencia en una sesión se inclina a la variedad. Tanto en el estilo musical como en los recursos que pueda emplear el DJ. No soy el único.


Cierto es que la escuela de la que estoy más cerca es la de los primeros años de la ruta, cuando todavía no se llamaba así, de modo que la manera de pinchar de Fran Lenaers, que continúa haciéndolo con enorme personalidad como se puede comprobar en este enlace a Soundcloud de una sesión de 2015, esa escuela en la que además de variedad de estilos, también se aprecia, una clara orientación hacia las mezclas armónicas y, por supuesto, riesgo. Mezclas sorprendentes, cargadas de conocimiento, intuición y ensayos, pero con gran riesgo, tanto por la originalidad de las mezclas que se realizan igualando los BPMs, como por aquellas en las que hay soltar el tema en el momento preciso, entrando al beat, como si el DJ estuviera tocando la canción.



En el siguiente enlace, Lenaers explica, en sólo tres minutos, su filosofía de al respecto de las mezclas, en este caso triples, arte en el que fue un precursor, y cómo debe escucharse una buena sesión. Sin duda, un maestro.


Amable, cuyo principal referente es, justamente, Lenaers, opina que “quizás es algo más complicado pinchar música más alternativa que solamente música electrónica, ya que no está tan secuenciada. Intento adornar las sesiones currándome bastante las mezclas, y si son guitarras pues haciéndola más al corte, sin mantenerlas tanto las canciones para que la mezcla sea más efectiva. Intento que sea más dinámica la sesión a través de estas fórmulas. La música electrónica de baile está creada para eso. De ahí que tenga algo más de mérito pinchar otro tipo de música y que la gente la pueda bailar también. En la música alternativa no suele haber una caja de ritmos, y la batería se te puede ir a la hora de mezclarlo, no puedes aguantar las dos canciones mucho tiempo. Cuando esto sucede tienes que buscar el momento preciso para soltar siguiente, tiene su técnica”.


En el siguiente enlace a Mixcloud puedes apreciar la magia de Amable con las mezclas.


Si en una sesión hay variedad de géneros, de estilos musicales, está, prácticamente, garantizado que los recursos que el DJ tenga que emplear para que las canciones se sucedan armónicamente también tendrán que ser diversos. Habrá canciones que pidan ser pinchadas desde su inicio porque es ahí, en su comienzo, donde tiene gran parte de su gracia, donde esconde la sorpresa que pueda recibir el bailarín en la pista cuando suene, mientras que otras, en cambio, necesitarán entrar ya comenzadas o el tema tendrá que salir en un determinado momento porque se produce un bajón o porque ese instante es ideal para que otra canción entre al corte o superpuesta. Una vez más, insisto, variedad es mi preferencia.


Amable: “yo vengo de una escuela en donde es muy importante no hacer cambios bruscos o incoherentes e intento que todo quede bien enlazado y con sentido…..pero tampoco es primordial que todo mezcle, un buen cambio de BPMs o de estilo a tiempo, en su momento, refresca y renueva mucho el ambiente


Hablando de cambios de estilo, yo tengo mis preferencias, pero entiendo, y bailo, otros conceptos de sesión. A principios de 2020, José Mardi organizó en 16 Toneladas de Valencia una fiesta Northern Soul con varios DJs de aquí y de UK compartiendo cabina. Las canciones se sucedían single tras single, sin otros aditivos, y bailé como el que más. O quizás el que más. Fue una gran fiesta. No recuerdo otra así en la ciudad. Incluso una chica se ocupó toda la noche de ir repartiendo polvo a los asistentes. Al ofrecerte lo justificaba, “para bailar mejor”, te decía. Respondí igual que León Benavente en Ayer Salí,a todo cuanto me invitaron, yo dije sí”, y acabé, como podéis imaginar, hasta arriba. También es cierto que, lo digo para quien no haya participado en una fiesta como esta, al día siguiente nadie se ofreció para ayudarme a quitar los restos de polvo de talco que cubrían mis botas de bailar. Eso fue otro cantar.


Como dice Txema Urdampilleta en el libro Bailar Hasta Morir: “Por suerte todavía queda gente así, que se esfuerza por organizar noches como esa....para que puedas bailar sin parar hasta el amanecer, clubs donde lo importante son los discos, la música, el contacto que solo te da ese espacio en una pista de baile, estar rodeado de gente como tú”


El propio José Mardi me comentó que “hay estilos en los que no se mezclan las canciones, son singles de 3 minutos uno tras otro. Sí es importante cómo correlacionas el set, pero ya te digo, hay escenas en las que no se mezcla porque las canciones son tan buenas y la gente pide tan poco....la gente baila....pero para mí es importante, aunque no haya mezcla, que el set esté bien planteado, y no una de aquí y otra de allá


También Miqui Puig tiene una opinión sobre el tema: “¿Hubo una época en la que los DJs sólo miraban su maleta? Sí. ¿Hubo una época en la que sólo miraban cuántos euros vale la pieza que van a pinchar? Sí. No es ni mejor ni peor. Cuando vas a estas fiestas de “connaiseurs” a ver quién tiene el disco más raro. Bien. Genial. Lo aplaudo. Hubo un momento, cuando Los Sencillos se tambaleaban, que yo tuve que empezar a pinchar para ganarme la vida. Comencé a pinchar y me volvían a llamar. También recuerdo que hubo quien dijo que yo no sabía mezclar y Ángel Molina (DJ barcelonés de electrónica) aclaró que la música que pincha Miqui no se mezcla, se tienen en la cabeza las canciones o no se tienen”


En cualquier caso, y siguiendo con el ejemplo que habíamos utilizado de esas 25 canciones (ó 100, 250, 500 ó 1.000), hay que conocerlas muy bien y saber el impacto que puede causar en función del momento de la sesión en el que se pinche. Resumiendo, horas escuchando, seleccionando y preparando en casa, y después más horas en cabina.


Yo, como aficionado, lo que hago es agrupar los temas por algún aspecto que para mí tenga sentido, generalmente por el feeling que desprende, por la intención, y por el tipo de sonido, después me paso horas buscando encadenarlas para que fluyan con armonía y elijo los momentos en los que considero que pueden mezclarse con cierta gracia, los pruebo, rectifico, etc, etc, hasta encontrar lo que me parece más satisfactorio.


Quiero decir aquí algo que me parece importante. La mezcla tiene que ser armónica, pero no hay que obsesionarse buscando siempre una mezcla en la que los dos temas tengan que convivir necesariamente, sonando a la vez durante un tiempo. Lo realmente clave son las canciones, la canción tiene un rango superior y previo a la mezcla. Los temas pueden encontrar su hueco uno tras otro sin más y quedar perfectamente, otros enlazan mejor al corte, cabalgan juntos un rato al mismo beat, la canción puede entrar desde su inicio o no, puede mantenerse sonando toda su duración o hacerlo sólo una parte, etc. Todo puede valer, sí, pero no vale todo.


Con el tiempo, ensayando, con repetición, trabajo y pruebas se gana en intuición y se van conociendo mejor los temas de tu discoteca y el impacto que generan al aparecer en una sesión. Lo que sí me ha sucedido siempre es que hay determinadas mezclas que tienen algo mágico y cuando escuchas una canción determinada, al llegar el momento preciso, tu recuerdo te trae el sonido del siguiente tema en “aquella” mezcla, como si esos dos “tracks” ya vinieran unidos en uno solo dentro de tu cabeza. Esa mezcla suele ser buena, y vale la pena darla a probar en la pista.


En este enlace puedes escuchar la sesión que he construido yo mismo con aquellos 25 temas que incluimos en el capítulo anterior. Recuerda, una de las posibles entre un millón (y 19 ceros más)


Pero además del ritmo, elemento básico manejado por el DJ para enlazar canciones, hay, sin duda, otros parámetros a considerar. El sonido, el estilo, la intención en el beat… pueden invalidar una mezcla rítmicamente correcta. A veces estas diferencias entre los temas a mezclar se corrigen ecualizando y otras obligan a seguir ensayando formas o momentos u obligan a seguir buscando hasta que armónicamente la mezcla dé la talla y sea considerada como buena. Por el camino se quedan montones de pruebas abandonadas, pruebas que definitivamente van a la cuneta, y otras que, por algún motivo permanecen por un tiempo en tu cabeza dando vueltas hasta encontrar un momento de mayor inspiración.

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