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Capítulo 13. Zapatos y complementos

Creo que una norma de elegancia es que nadie va vestido del todo hasta que se calza unos zapatos adecuados. Para bailar hay que ir cómodo, desde luego. Cumplido eso, la ropa que se utilice va a afectar poco al fluir del bailarín, pero no así los zapatos, que son la parte clave y a la que muy pocos conceden la importancia que tiene.


Si se va a bailar y se yerra en el calzado, mal, muy mal. Y no exagero. Si sois aficionados al deporte, al fútbol, a caminar por el monte, a correr, a hacer rutas de invierno, etc, el tipo de calzado que uséis va a ser determinante. Es una obviedad. Un calzado mal elegido puede convertir tu paseo en una desagradable caminata o ser incluso el origen de una lesión. Pues lo mismo para bailar, que no deja de ser una sesión aeróbica de varias horas de duración. Recordad que Amable ya había comentado algo a este respecto, “…calzado y ropa cómoda si vas a tirarte unas horas en pista”


El calzado tiene que sujetar bien el pie del bailarín y facilitar sus movimientos en la pista. Pista, otra palabra clave. Estoy asumiendo que se baila en una pista aceptable, plana, lisa y suave, no rugosa, que permite el deslizamiento controlado del bailarín. Desplazarse en la pista al ritmo que marque el DJ, deslizarse, poder resbalar por ella es esencial, es la base, y la base está en los zapatos, concretamente en la suela.


Idealmente, las pistas de baile deben ser de madera, precisamente por esas propiedades de deslizamiento que otorga el material, pero eso se da en contadas ocasiones. Yo sólo recuerdo tres. Ya se ha comentado antes que la sala Apolo de Barcelona sí tiene “pista de fusta”, también dispone un excelente suelo de madera la parte superior de la discoteca Play de Valencia aunque últimamente nunca la he encontrado disponible al estar clausurada la escalera de acceso, supongo que por problemas de filtración de ruido a los vecinos del edificio y, por último, la sala grande de la discoteca Amnesia de Ibiza.


Lógicamente, hay que bailar en suelos alternativos. El más común es una pista de suelo duro, liso y relativamente suave. En esas condiciones, la tradicional suela de cuero es la que permite bailar el doble de tiempo con la mitad de esfuerzo, y con más gracia en cualquier caso.


Utilizar calzado poco ajustado o que por su tipo de suela no facilite el deslizamiento garantiza una experiencia poco gratificante y puede llegar a convertir la sesión de baile en una tortura china que llague tus pies y ponga a prueba la fuerza de tus tobillos en cada inesperado frenazo que tengas que controlar por quedarte atascado contra el suelo. Por el contrario, calzando suela de cuero tú serás el que dirija los movimientos, esquive los imprevistos, conserve las fuerzas más tiempo y, sobre todo, se despreocupe y baile. Bailar necesita despreocuparse. La noche que me veáis con calzado de suela de cuero es porque he salido preparado para bailar.


Ojo, bailar en suelos rugosos como el asfalto o, como también es habitual, en un descampado de cualquier festival veraniego está bastante alejado de la experiencia que hemos comentado hasta aquí. Lamentablemente, este tipo de terrenos obliga al bailarín a limitar sus movimientos ya que sus suelas no resbalarán al contacto del pie en tierra, poniendo así en riesgo la integridad de tobillos y rodillas. El calzado en estos casos, si no hay más remedio que bailar ahí, el que dispongas más adecuado para evitar lesiones, quizás una zapatilla de las clásicas de baloncesto bien anudada hasta el tobillo ayude a evitar posibles torceduras. Llevar cuidado y poco más.


En cuanto a “otros complementos”, me alegra que la mojigatería, ausente hasta aquí, no haya hecho acto de presencia tampoco en este apartado y observo que los DJs tienen una opinión bastante clara en lo que se refiere al uso de sustancias y su relación con la pista de baile.


Miqui Puig, comenta que los complementos “influyen mucho, totalmente. Siempre ha habido. Yo, incluso, lo asocio al tipo de sonido. La droga que usaban los propios encargados de hacer la música o de mezclarla se nota en cómo queda esa música después. Se nota que en la salsa de Nueva York había mucha cocaína por cómo suena, parece que se percibe también en los discos de techno que la gente que lo mezclaba tomaba química. En la discoteca The Loft de NYC no se vendía alcohol, la gente bebía zumos, pero tomaban pastillas. Cada música, cada escena, cada década, tiene su droga. Tú (refiriéndose a mí), que eres de Valencia, has visto como la escena ha ido cambiando, la gente seguía bailando, pero las drogas han ido cambiando. Igual el electro no hubiera tenido tanto éxito sin la química, igual……Forma parte y tú, desde la cabina, notas cuando el ambiente está cargado


Finalversion3 me comentó que “quizás en la electrónica se ha escondido menos el tema del consumo de sustancias, ha tenido menos vergüenza de mostrarlo, y como las fiestas de música electrónica son más duraderas en el tiempo que un concierto, por ejemplo, ha trascendido más. El consumo está arraigado en la sociedad, pero se oculta. En la electrónica no se utiliza por necesidad sino por diversión y quizás por eso ha tenido más notoriedad


José Mardi también me contó su experiencia: “en la escena que yo me muevo musicalmente se consumen bastantes drogas, pero es gente bastante madura que sabe lo que hace, y potencia el lado bueno de cara a la música, que se percibe de otra manera, abres los sentidos. Esto, como todo, depende de la gente, pero a mí me parece muy bien, que la gente tome lo que quiera y se lo pase muy bien


Amable ve claras las cosas desde la cabina.“No nos engañemos, para un DJ siempre es más fácil si la gente va más animada, ya sea a base de alcohol o de drogas, aunque existen ciertas drogas como la mescalina o el éxtasis que son más apropiadas”


Por lo que respecta a las canciones que tratan sobre el uso de las sustancias y su perspectiva desde la pista, seguramente hay otras más emblemáticas, pero El Algoritmo De La Noche, de Atención Tsunami (2016), no siendo lo suficientemente explícita como para que le pongan ese sello en las plataformas, expresa muy bien la visión del bailarín que ha elegido sus propios complementos y pasa la noche en una “rave” dentro de una antigua fábrica, ahora vacía y convertida en sala de baile, “esas noches en que se me cruza un poco el cable y no puedo evitar preguntarme qué fabricamos cuando bailamos en las fábricas de baile….. sentir el puto click y no hacer pie..….pero tengo que admitir lo bien que lo he pasado, podrán quitarnos lo que quieran, pero nunca lo bailado


Los complementos que pueda usar el bailarín dependen exclusivamente de sus gustos. El mío personal es intentar que los complementos vayan a juego con los zapatos, y nunca, en ningún caso, parecer recargado. Hay que tener mucho ojo con eso.


No hay que olvidar que es el calzado la parte más importante de la indumentaria, y para disfrutar de esa sensación de libertad que se busca con el baile hay que poder mover esos zapatos con soltura, sí, pero también con control, y durante toda la noche. Elegir esos complementos acertadamente, con gusto y en su justa medida, nunca en exceso, puede hacer que en esa sesión sea el bailarín el que termine aplaudido por el DJ.



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