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Capítulo 11. Los formatos

Amable tiene una larga experiencia con los formatos: “yo empecé con vinilos, utilizando platos Lenco, lo más profesional que había en mis comienzos, allá por el 85. Luego ya llegaron los platos Technics, que ya no giraban por correa y eran más precisos. Por entonces, salir fuera a pinchar implicaba llevar maletas que, a veces, desaparecían. Había que ir acompañado para facturar suficiente material, ya que pesaba mucho y no podías quedarte corto. Pero luego, a finales de los 90, me tuve que adaptar al CD, y ahora con un pendrive y los auriculares vas a pinchar a cualquier sitio. Ahí llevas hoy tu biblioteca, ordenada como desees, por estilos, BPMs....Yo pincho con Pioneer, pero hay quien lo hace con ordenador también. Y desde el punto de vista técnico, pinchar con un formato u otro es indistinto. Todo es habituarte, coger el tacto a unos platos u otros y saber cuándo uno se está yendo, frenar o darle más, pero son técnicas, cuestión de práctica


Sobre los formatos, Miqui Puig comenta “yo he pinchado con vinilos, CDs, iPod, ahora llevo un pendrive y me voy a pinchar a cualquier sitio. ¿Soy mejor o peor que si pincho vinilos? Soy igual, un señor que pone canciones una detrás de otra, al que también le gusta ir a disfrutar bailando


Lo que está claro, y creo que debe ser un hecho que cualquier bailarín habitual habrá experimentado, es que yo he disfrutado en sesiones hechas con discos, pero también he oído canciones poco bailables que salían de los surcos en otros casos. Igualmente puedo decir de los otros formatos. No he visto que exista una relación entre el tipo de soporte utilizado para las canciones y el resultado final de la sesión.


Miqui Puig, que como coleccionista sabe mucho de formatos, comenta que “hoy no se puede pinchar música actual con vinilos porque gran parte de ella no existe en el formato disco. Puedes pinchar música de los sesenta en formato vinilo, canciones que duran 3 minutos y pinchas al corte. Si pinchas música de soul, tener la canción en formato original tiene un valor, pero como coleccionista, eso no implica que sepas mover la pista. Si pinchas disco o house, o electrónica, música específica para bailar, quizás sí, y ahí tienes que sincronizar los bombos, pero esos discos se han grabado con ritmos electrónicos. Pinchar música de los setenta en vinilo tiene mucho de artesano porque los discos no se grababan con metrónomo, los BPMs se mueven y hay que pinchar de otra manera. Muchas veces es una cuestión estética. Yo, si me invitan a pinchar vinilo y es cerca de casa, bien, pero se acabó aquello de viajar con maletas, estar pendiente constantemente,….¿conocerás la leyenda de que en el aeropuerto de El Prat desaparecían los vinilos que se facturaban y luego los encontrabas en tiendas?. Usa el formato que quieras, pero haz bailar a la gente. Y ya está”


Finalversión3 tiene otra experiencia muy distinta: “….no he pinchado con vinilos en mi vida, nunca me ha llamado en exceso la atención y no me gustan nada los purismos, ni la sensación de superioridad que tienen algunas personas al hablar sobre el formato con el que pinchan. Creo que cada formato tiene unas posibilidades y lo ideal es intentar exprimirlas al máximo para sacar lo mejor de uno mismo. Aun así, doy mucho valor a l@s artistas que pinchan bien con vinilo ya que el aprendizaje que requiere a nivel técnico y la cantidad de horas que han tenido que pasar escuchando música para conseguir llenar su maleta suele acabar haciendo que sean grandes selectores y DJs”


Sin embargo, yo tengo la impresión de que el hecho de utilizar el disco como soporte genera un aura diferente, una expectación en la pista ligada al soporte de las canciones que puede añadir un sesgo a la hora de valorar una sesión. Pero, ojo, también creo que en muchas ocasiones, en función de la situación de la cabina, el bailarín ni siquiera percibe la fuente de la que proviene la reproducción que está escuchando.


Dicho esto, personalmente, creo que hacer una sesión con vinilos añade valor al trabajo del DJ, pero siempre que la sesión cumpla con todo lo que se ha comentado ya. Es decir, las canciones que suenen tienen que ser buenas para bailar, estar bien ordenadas y mezcladas armónicamente. Si es este el caso, creo que hay que valorar el grado de dificultad que tiene trabajar con discos, aunque pienso que lo realmente complicado de hacer una buena sesión con vinilos es la preparación, los ensayos, etc, y no especialmente el momento de ejecutarla para la pista.


En la actualidad, las pruebas, las repeticiones, la búsqueda, en suma, el trabajo de casa es mucho más eficiente utilizando la canción digitalizada porque se pueden realizar multitud de pruebas manejando sólo un ratón, botones y teclas, mientras que con vinilo hay que cambiar discos físicamente, levantar la aguja una y otra vez, etc. Para mí no hay duda de que los ensayos son más exigentes con este soporte. Por tanto, en mi opinión, ante dos sesiones idénticas, y magníficas, la que esté realizada con discos merece un extra, un “cum laude”


Lógicamente, José Mardi, de Splendini Bar i Discos, sí aprecia el formato porque “yo respeto al DJ con bagaje que tiene su música, la convierte y pincha con un pendrive, pero valoro la utilización de los discos porque es el origen de esta cultura de club, tiene más interés, es más divertido y auténtico. En mi mundo ese problema no existe, se pincha con discos. Para mí, va todo unido. El DJ no sólo lo es porque está en una cabina poniendo discos para la gente, lo es también por todo lo que ha hecho para llegar hasta ahí. El disco que te ha costado un montón de encontrar, que ibas buscando y que finalmente puedes pinchar, pues no tiene la misma gracia que cuando alguien se baja la canción y la pone”


En mi opinión, valorar una sesión sólo por el tipo de soporte que se ha utilizado para pinchar me parece que se aleja del concepto que estamos tratando aquí y nos acerca más al fetichismo, a la adoración de lo “vintage” o a la nostalgia, aspectos que no tienen que ver con lo que se espera de una sesión. Lo que el bailarín busca es que esas canciones le ayuden a disfrutar de la sensación de libertad que busca, y la libertad tiende a huir de los formatos.


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